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Papi Toma El Mando
Kelly Dawson


Sarah estГЎ tratando de llevar las riendas de la granja familiar, pero siente que sus esfuerzos son en vano. Nick es un campeГіn de rodeo que viene a ayudar. Ambos estГЎn marcados por un pasado trГЎgico que desgarrГі sus vidas y sus familias. Nick Martin es un campeГіn de rodeo y cuando acepta un trabajo como administrador de una granja sГіlo busca un sueldo... hasta que conoce a Sarah Taylor, la hermosa y testaruda joven que intenta dirigir el lugar en ausencia de su padre quien sufriГі un accidente.В  Es evidente que Sarah estГЎ en aprietos, Nick pronto se da cuenta de que lo que realmente necesita no es un gerente, sino un padre firme pero cariГ±oso que no dudarГЎ en tomarla en sus brazos y ponerla sobre sus rodillas. Nick se ocuparГЎ de cuidar no sГіlo de la granja, sino tambiГ©n de Sarah, y aunque ella se sonroja cada vez que Г©l desnuda su pequeГ±o y bonito trasero para darle unas buenas nalgadas, su fГ©rreo dominio y su estricta manera de corregirla la excitan profundamente, y en poco tiempo aprende lo intensamente placentero que puede ser entregar su cuerpo por completo a su papi. Mientras Nick y Sarah trabajan en la granja durante los duros meses de invierno, su vГ­nculo se hace mГЎs fuerte cada dГ­a. Pero con sus vidas atormentadas por las tragedias del pasado que desgarraron a sus familias, ВїpodrГЎ Nick finalmente encontrar una manera de perdonarse a sГ­ mismo y ser el papi que su nena se merece? Nota del editor: Papi toma el mando es una novela independiente que es la tercera entrada de la serie Papis de Nueva Zelanda. Incluye nalgadas, escenas sexuales, y diferencias de edades. Si este tipo de material te ofende, por favor no compres este libro.







Papi toma el mando

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Por

Kelly Dawson

Copyright В© 2018 por Stormy Night Publications y Kelly Dawson


Copyright В© 2018 por Stormy Night Publications y Kelly Dawson

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de ninguna forma o por ningГєn medio, electrГіnico o mecГЎnico, incluyendo fotocopias, grabaciones, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperaciГіn de informaciГіn, sin el permiso escrito del editor.

Publicado por Stormy Night Publications and Design, LLC.

www.StormyNightPublications.com

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Dawson, Kelly

Papi toma el mando

DiseГ±o de la portada por Oliviaprodesign

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Este libro es sГіlo para adultos. Los azotes y otras actividades sexuales representadas en este libro son sГіlo fantasГ­as, destinadas a los adultos.




Tabla de Contenido


Derechos de Autor (#u7682167e-7f3a-570b-a440-3a82bdd10314)

Derechos de Autor (#ueed9241e-3981-5bd0-a624-a6b467d46132)

CapГ­tulo uno (#u3a350418-90fe-5cb0-bbc5-7663300daa8b)

CapГ­tulo dos (#u2fc8159a-a65a-5ad4-9822-db7e34944f3f)

CapГ­tulo tres (#ud29362de-cbf3-50aa-b9d1-6e297e41535a)

CapГ­tulo cuatro (#uf9d6faac-f938-5a20-9e58-caa0253ff8f8)

CapГ­tulo cinco (#u1b626302-8ed0-5fe4-9c0c-a1a0ed6990a2)

CapГ­tulo seis (#u8225b4eb-7a43-5f55-ba62-9dfbd442602f)

CapГ­tulo siete (#u8e5d9ece-83cd-5ec9-8ce1-7fea2fd9ed45)

CapГ­tulo ocho (#ub13def23-9bc9-576e-a521-7688f57098de)

CapГ­tulo nueve (#u697d9892-7e4d-5e6b-870f-11b4ef3135bc)

CapГ­tulo diez (#u20c6ca65-5df5-5c5d-9764-5e921ff8ce35)

CapГ­tulo Once (#ub6164d71-32b4-50ce-9746-478192b39bcb)

CapГ­tulo Doce (#u7b46fac6-542e-5834-bd57-0366d554dc81)

CapГ­tulo trece (#uc6cee40d-8b80-5fe0-a13b-e5762fc72a87)

CapГ­tulo 14 (#u88257601-0fdc-52bc-b75b-0ae33a37fc27)

CapГ­tulo 15 (#u74f31e6b-f7f7-5a03-b68d-a118ff568d36)

CapГ­tulo diecisГ©is (#u1813121d-5142-5061-8ab5-322566d076e8)

EpГ­logo (#ub5311a75-eaca-54a8-9227-868e95efb923)

FIN (#u58ca0aa5-7db9-58ed-a8e3-0e964ef03348)














CapГ­tulo uno







Sarah Taylor respirГі profundamente el frГ­o aire de finales de otoГ±o y se envolviГі su abrigo con mГЎs fuerza mientras dejaba caer monedas en el parquГ­metro ubicado en las afueras del hospital. HacГ­a mucho mГЎs frГ­o aquГ­ en Dunedin que en Wellington, y durante los pocos aГ±os que estuvo fuera, su cuerpo se habГ­a adaptado a un clima mГЎs cГЎlido. El sur de Nueva Zelanda no estaba tan lejos de la AntГЎrtida y ahora mismo se daba cuenta de que el gГ©lido aire la atravesaba, helГЎndola hasta los huesos.

Contuvo un bostezo. HabГ­a conducido durante toda la noche para llegar aquГ­, solo habГ­a dormido un poco durante el viaje en ferry a travГ©s del Estrecho de Cook, y Harriet, su Suzuki Swift naranja brillante, no era el auto mГЎs cГіmodo del mundo para conducir. Especialmente en el estrecho y sinuoso paso de montaГ±a donde apenas habГ­a espacio para evitar los camiones que hacГ­an temblar su pequeГ±o auto mientras pasaban a toda velocidad. La carretera de montaГ±a no habГ­a sido diseГ±ada para el volumen de trГЎfico que estaba soportando actualmente desde que el terremoto cerrГі la ruta principal, y el viaje hacia el sur habГ­a sido espeluznante, por decir lo menos. Lo que necesitaba era cafeГ­na y un buen descanso, no una visita a su padre, que estaba de mal humor en los mejores momentos y que sin duda estarГ­a ahora como un oso gruГ±Гіn.

Las puertas automГЎticas se abrieron cuando se acercГі. Vio a Karen, su madre la divisГі en la entrada del hospital, estaba pГЎlida, desaliГ±ada y con ojeras. Pero a pesar de su evidente estado de agotamiento, abrazГі a Sarah con fuerza.

"Gracias por venir", dijo en voz baja.

"ВїPensaste que no lo harГ­a?".

Karen suspirГі y mirГі hacia otro lado. "SГ© que tГє y tu padre no se llevan muy bien", dijo resignada.

Sarah resoplГі. ВЎNi que lo digas!

"Pero sigue siendo tu padre, y sГ© que te quiere, a su manera".

"SГ­", dijo Sarah quien no creГ­a que su padre la quisiera en absoluto, pero sabГ­a que su madre se sentГ­a mejor al pensarlo, asГ­ que le seguirГ­a la corriente.

Mientras seguГ­a a su madre a travГ©s del laberinto de largos pasillos, se preguntaba por quГ© habГ­a venido, en realidad. ВїSu padre valorarГ­a sus esfuerzos? ВїO los desestimarГ­a, como siempre solГ­a hacerlo? Desde la muerte de Jason, sentГ­a que su padre deseaba que ella nunca hubiera existido.

Sarah respirГі hondo mientras seguГ­a a su madre a la habitaciГіn del hospital y hasta la cama donde se encontraba su padre. Se veГ­a muy mal; su rostro y parte su cuerpo tenГ­an hematomas, habГ­a tubos por todas partes, y habГ­a una mГЎquina junto a su cama que titilaba y sonaba, monitoreando algo, pero ella no estaba segura de quГ©.

“Hola, papá”, dijo ella con una calidez que realmente no sentía, luego se sentó en la cama junto a él. Tomó su mano, teniendo cuidado con la aguja clavada en el dorso de la misma, y la sostuvo suavemente entre las suyas.

"Tardaste mucho para venir", dijo su padre, con voz ronca.

La falta de afecto en sus palabras no la sorprendiГі, pero sin embargo le doliГі. Ni siquiera un saludo, sГіlo crГ­ticas... muy lindo de tu parte, papГЎ. Pero ella no esperaba nada mГЎs.

"Vine tan pronto como pude", dijo Sarah en voz baja, tratando de ser paciente. "Ahora toma un poco más de tiempo, ya sabes, la carretera de Kaikoura está cerrada”, dijo ella suspirando. "De todos modos, sólo han pasado... ¿un par de días? Creo que menos de eso".

"Ella está aquí ahora, Jack, eso es todo lo que importa”, dijo Karen tratando de calmar los ánimos.

Su padre sГіlo gruГ±Гі y cerrГі los ojos. Ella lo estudiГі; su rostro estaba curtido y arrugado, parecГ­a haber envejecido mucho durante los pocos aГ±os que ella habГ­a estado fuera. Ya no era el hombre fuerte y vigoroso que recordaba de su infancia. Los aГ±os de trabajo duro, el sufrimiento y la angustia que habГ­a padecido estaban escritos en cada pliegue de su rostro. No parecГ­a una persona frГЎgil, pero definitivamente se veГ­a mГЎs viejo.

Sarah soltГі la mano de su padre y la puso suavemente en la cama, apoyada contra su cuerpo.

"De todas formas, lo Гєnico que importa es que mejores pronto", le dijo, tratando de forzar un tono alentador en su voz. "Puedo ocuparme de todo en casa durante el tiempo que necesites".

Los ojos de Jack se abrieron bruscamente. "ВїTГє? No seas estГєpida", su voz, aunque ronca, era fuerte, y su tono era frГ­o.

––––––––






No me darГЎs ni una oportunidad, Вїverdad? Nunca me perdonarГЎs. Ella no pudo evitar sentirse herida por el rechazo de su padre. Pero contuvo las lГЎgrimas que amenazaban con brotar de sus ojos y se obligГі a sonreГ­r alegremente.

"Los perros van a necesitar que alguien los alimente, Вїno es asГ­? Yo puedo hacerlo".

"Y tambiГ©n harГЎs un buen trabajo", dijo Karen, con mucho entusiasmo. Sarah se puso tensa cuando su madre le tocГі el hombro. "Vamos, cariГ±o, estГЎ cansado, debemos dejarlo descansar. Te acompaГ±arГ© a la salida".

De vuelta a la entrada del hospital, la tristeza en el rostro de su madre le produjo escalofrГ­os a Sarah. "ВїCuГЎnto tiempo puedes quedarte?", preguntГі ella.

Sarah se encogiГі de hombros. No podГ­a quedarse, no si querГ­a aprobar este semestre. SoГ±aba con ser veterinaria desde que era una niГ±a. Y si faltaba muchos dГ­as, se le harГ­a muy difГ­cil aprobar.

"Porque tu padre va a estar en el hospital durante mucho tiempo", dijo Karen, con seriedad. "Es probable que se quede paralizado de pecho para abajo. No lo sabrГЎn con certeza por unos dГ­as, pero no hay muchas esperanzas". La voz de su madre sonaba sofocada, pero siguiГі hablando. "Incluso cuando salga del hospital, deberГЎ estar en rehabilitaciГіn durante mucho tiempo. Nunca volverГЎ a la granja, Sarah".

Su mente era un caos mientras veГ­a a su madre enjugarse los ojos con un paГ±uelo de encaje arrugado. Se quedГі paralizada y le costaba asimilar lo que acababa de oГ­r.

Ella tragГі saliva. "Oh". Y no pudo decir nada mГЎs, se quedГі sin palabras. El pronГіstico acerca de la salud de su padre lo cambiaba todo. Su viejo siempre habГ­a parecido infalible; casi inmortal. Pero no lo era. Su corazГіn se rompiГі, pensando en el efecto que su parГЎlisis tendrГ­a en su trabajador y fГ­sicamente activo padre. Lo destruirГ­a. Lo destruirГ­a aГєn mГЎs que la muerte de Jason. Pero su estancia aquГ­ no cambiarГ­a las cosas. Ella podrГ­a volver a la universidad y seguir con su vida.

"ВїCuГЎl es el punto, mamГЎ?", dijo Sarah con la voz quebrada. "Г‰l no me quiere aquГ­".

"Sabes que eso no es verdad", insistiГі Karen. "Г‰l sГіlo expresa su dolor de una manera diferente a como lo hacemos nosotras".

"TodavГ­a me culpa por la muerte de Jason, es lo que quieres decir".

Karen no discutiГі, sГіlo suspirГі y mirГі hacia abajo. Cuando se encontrГі con la mirada de Sarah de nuevo, habГ­a lГЎgrimas en sus ojos. Sarah tuvo que contener sus propias lГЎgrimas. A decir verdad, ella se sentГ­a un poco responsable por la muerte de Jason, pero la culpa no traerГ­a a su hermano de vuelta. Г‰l se habГ­a ido. Todos tenГ­an que seguir adelante.

"Lo que hagas depende de ti, por supuesto, pero querГ­a que supieras la verdad de la condiciГіn de tu padre antes de tomar cualquier decisiГіn".

Sarah sacudiГі la cabeza lentamente. Ni siquiera podГ­a pensar. No en este momento; estaba demasiado cansada y conmocionada. "EstГЎ bien", murmurГі, pero no era asГ­. En absoluto. Nada estaba bien.

* * *






Era media maГ±ana cuando la luz del sol que se filtraba a travГ©s de las cortinas la despertГі. Su estГіmago gruГ±Гі; ВїcuГЎndo fue la Гєltima vez que tuvo una comida decente? Se detuvo en la estaciГіn de servicio para comer un pastel de camino a casa desde el hospital, y antes de eso... su mente se quedГі en blanco. Anoche estaba demasiado cansada para hacer nada excepto arrastrarse a la cama que habГ­a preparado con prisa en su antigua habitaciГіn, pero no logrГі conciliar el sueГ±o tan fГЎcilmente. Lo que su madre le habГ­a dicho sobre el estado de salud de su padre la seguГ­a atormentando.

Estaba demasiado exhausta para bajar su maleta del auto, asГ­ que durmiГі en ropa interior y en cuanto sus pies tocaron el suelo se puso la ropa de nuevo para combatir el frГ­o. A pesar del sol, el aire estaba helado. Echando las cortinas, mirГі por la ventana, vio el jardГ­n de su madre y mГЎs allГЎ, la extensiГіn de tierra verde que parecГ­a no tener fin. Estuvo a punto de sonreГ­r. Estaba en casa.

En estas fГ©rtiles colinas se podГ­a cultivar cualquier cosa, incluyendo el frГЎgil sentido de pertenencia que empezaba a brotar de nuevo en su interior. HacГ­a mucho tiempo que no sentГ­a nada parecido. Ni por las verdes colinas que habГ­an pertenecido a su familia durante generaciones, ni por su frГ­o y distante padre... no despuГ©s de la muerte de Jason. Su mirada se dirigiГі a los corrales, ahora vacГ­os, pero que le traГ­an tantos recuerdos. Millones de ovejas habГ­an pasado por esos rieles; incluso desde niГ±a habГ­a ayudado a empujar a las criaturas lanudas hacia arriba, haciendo sonar con fuerza su perro de hojalata, mientras el olor de las ovejas la rodeaba. AbriГі la ventana e inhalГі profundamente. Si cerraba los ojos y se concentraba, todavГ­a podГ­a percibir ese olor acre.

Г‰l no va a volver a la granja. La predicciГіn de su madre hizo que el calor del sol de la maГ±ana se transformara en frГ­o de forma inmediata. ВїQuГ© iba a hacer ahora? Anoche, su primera reacciГіn habГ­a sido regresar a la ciudad, terminar su carrera, convertirse en veterinaria, seguir sus sueГ±os. Pero ahora... ahora mismo, a la luz del dГ­a, contemplando la tierra que llevaba en la sangre, estaba indecisa. Su tatarabuelo habГ­a limpiado los matorrales con sus propias manos, ayudado por sus caballos. Su tГЎtara-tatarabuela habГ­a criado a sus hijos aquГ­, y a sus nietos. Con los pequeГ±os aferrados a sus faldas, habГ­a cultivado la comida para alimentar a su familia mientras su esposo limpiaba y cultivaba la tierra. Los Taylors habГ­an trabajado duro y progresado aquГ­, desde que se bajaron del barco que los trajo de Inglaterra hace muchos aГ±os. Ella creciГі aquГ­, con su hermano. Y ahora era la Гєnica que quedaba. ВїCГіmo podГ­a darle la espalda a todo el legado familiar? Su madre no habГ­a dicho mucho, pero para ella era evidente: sin su padre dirigiendo este lugar, tendrГ­an que venderlo. No podГ­a permitir que eso sucediera.

CerrГі la ventana para protegerse del frГ­o, sacudiГі la cabeza, se dio la vuelta y fue a prepararse el desayuno.

* * *






Sarah pasГі el resto del dГ­a con los perros, revisando el ganado en la vieja Hilux roja que habГ­a visto mejores dГ­as, se asegurГі de que todos los animales tuviesen suficiente pasto, que los abrevaderos funcionasen correctamente y revisГі los caballos. Se rio en voz alta de los potrillos que pataleaban y corcoveaban, desafiГЎndola a una batalla. NecesitarГ­an ser domados pronto. Al menos eso era algo que sabГ­a hacer, habГ­a estado ayudando a su madre a domar caballos desde que tenГ­a memoria. Domar a un joven caballo era tan natural para ella como respirar. Extendiendo su mano, sonriГі cuando el potro mГЎs cercano la olfateГі, sus bigotes le hacГ­an cosquillas en la palma de su mano, luego resoplГі y retrocediГі nerviosamente mientras ella acariciaba su hocico aterciopelado. Contemplando la tierra en la que habГ­a crecido, no pudo evitar sonreГ­r. Estar con los caballos era bueno para su alma.

TendrГ­a que ir a ver a su padre maГ±ana, aunque sГіlo fuera para tranquilizar a su madre. Karen esperaba que hiciera el papel de hija obediente, asГ­ que harГ­a su mejor esfuerzo. Ella tenГ­a toda una lista de preguntas para hacerle; diferentes cosas se le habГ­an ocurrido mientras conducГ­a por la granja. Aunque habГ­a crecido aquГ­, y ayudar con las ovejas y los caballos era algo natural para ella, no le habГ­an enseГ±ado a dirigir el lugar. Su padre nunca creyГі que la agricultura fuera una ocupaciГіn para una dama, y la verdad es que no tuvo ningГєn deseo de aprender. AdemГЎs, era Jason quien estaba destinado a hacerse cargo de la granja un dГ­a. Como lo habГ­a hecho su padre, y el padre de su padre, y asГ­... era la tradiciГіn.

Aunque tenГ­a miedo de la inminente conversaciГіn, debido al resentimiento tajante de su padre, su completa falta no sГіlo de perdГіn sino de fe en sus habilidades... Sarah sabГ­a que no tenГ­a elecciГіn. No sabГ­a hacer mucho y tenГ­a que aprender todo en tiempo record.

Dando una Гєltima mirada a la granja, se dirigiГі de nuevo a la casa.














CapГ­tulo dos







Sarah temblaba mientras ponГ­a monedas en el parquГ­metro fuera del hospital. La calefacciГіn de Harriet era mГЎs eficiente de lo que ella pensaba y ahora el marcado contraste con el frГ­o aire exterior le resultaba chocante. Agarrando el cuaderno en el que habГ­a garabateado las preguntas que tenГ­a que hacerle a su padre, metiГі las llaves en el bolsillo de su abrigo y se dirigiГі a la habitaciГіn del hospital. Se sentГ­a fatal, ir a encontrarse con su padre asГ­, con el miedo alojado en la boca del estГіmago, preparГЎndose a cada paso para el aluviГіn de negatividad que sabГ­a que encontrarГ­a. Aun estando en el hospital, visitar a su padre deberГ­a ser una ocasiГіn feliz. Siempre lo habГ­a sido, antes del accidente. Pero despuГ©s de eso, todo habГ­a cambiado. Se encontrГі a sГ­ misma dividiendo su vida en dos partes: "antes" y "despuГ©s" de la muerte de Jason. El "antes" habГ­a sido mejor, en todos los sentidos. La vida sin su hermano era dura. HabГ­an sido muy cercanos y ella lo extraГ±aba. Por eso se habГ­a ido a la Universidad de Wellington, en lugar de quedarse en casa e ir a Otago como podrГ­a haber hecho, querГ­a seguir adelante con su vida, querГ­a un nuevo comienzo. Pero ahora habГ­a vuelto, y la amargura de su padre la mantenГ­a atada al pasado.

Con una sonrisa alegre, abriГі la puerta de la pequeГ±a habitaciГіn privada de la sala del hospital. Sus padres levantaron la vista cuando entrГі; su madre sonriГі cГЎlidamente, pero su padre frunciГі el ceГ±o. Aunque sabГ­a que ella lo visitarГ­a, Г©l mostrГі una hostilidad tan evidente que sintiГі una puГ±alada en su corazГіn" ВїQuГ© quieres?", gruГ±Гі su padre.

Sarah hizo un gesto de dolor. "Vine a verte, obviamente. ВїNo estГЎ permitido?".

Su padre gruГ±Гі en respuesta.

"Y tengo algunas preguntas sobre la granja. El ganado".

"OlvГ­date de eso".

"ВїQuГ©?".

"He dicho que te olvides de eso. DГ©jalo todo. No puedes dirigir ese lugar, eres una maldita inГєtil. No tienes ni idea de lo que estГЎs haciendo. Nunca fuiste muy buena en la granja, vivГ­as siempre en tu pequeГ±o mundo, soГ±ando con tonterГ­as".

Ella se sintiГі desfallecer al escuchar las palabras hirientes de su padre. No estaba preparada para una hostilidad tan evidente. Su pecho se contrajo y su boca se abriГі conmocionada, pero cuando intentГі hablar, no pudo decir ni una palabra. Las lГЎgrimas amenazaban con brotar, pero ella las contuvo. Se negГі a llorar delante de su padre.

RespirГі hondo, tratando de fingir que sus palabras no surtieron ningГєn efecto en ella.

"ВїAsГ­ que quieres que los animales se mueran de hambre?", dijo cuadrando sus hombros, observando a su padre con una mirada de acero, pero se encontrГі con el silencio.

"ВїQuГ© sugieres que le pase a la granja entonces, papГЎ?".

Jack la mirГі entonces, con una frГ­a furia en su mirada. "Jason deberГ­a dirigir el lugar. Г‰l lo hubiese hecho si tГє hubieras estado donde debГ­as estar".

"Pero Jason no estГЎ aquГ­, Вїverdad?", dijo ella gruГ±endo con los dientes apretados, cada nervio y tendГіn de su cuerpo estaba tenso por la ira.

"No, no estГЎ con nosotros, gracias a ti".

Cerrando los ojos, Sarah controlГі su temperamento. EstГЎ atormentado por el dolor, se recordГі a sГ­ misma, como lo habГ­a hecho tantas veces antes. En realidad no quiere decir nada de eso. Durante aГ±os, ella habГ­a estado excusando el mal comportamiento de su padre recordando lo mucho que le habГ­a afectado la muerte de Jason. Estaba acostumbrada a desestimar las palabras hirientes y las acusaciones injustas que salГ­an de su boca. En el pasado fue un hombre tan amable, un padre cariГ±oso, pero el hombre que estaba ante ella ahora era tan distinto al hombre que habГ­a sido que ya no lo reconocГ­a.

AbriГі sus puГ±os apretados, flexionando sus dedos, forzando los mГєsculos de sus manos a relajarse. Respirando profundamente, exhalГі lentamente a travГ©s de sus fosas nasales, y luego lo hizo de nuevo, sintiendo que la tensiГіn abandonaba lentamente su cuerpo. Los segundos se sintieron como minutos mientras la furia ardiente que la atravesaba se enfriaba lentamente.

Cuando estuvo lo suficientemente calmada como para no golpear nada, mirГі a su padre. "A Tus ovejas y a tus vacas, pronto se les acabara el pasto ВїAhora vas a decirme quГ© es lo que debo hacer por ellas o no?".

"No".

"Está bien”, dijo con voz ahogada, sintiendo como si le hubieran arrancado el corazón del pecho y lo hubieran pisoteado. Sin mirar atrás, salió de la habitación, secándose las lágrimas de frustración. Lo intentaba, lo intentaba con todas sus fuerzas. ¿No podía darle una sola oportunidad?

Si Г©l querГ­a seguir actuando asГ­, de manera tan terca y caprichosa, ya no podГ­a hacer mГЎs nada. VolverГ­a a la granja esta noche y abrirГ­a todas las puertas y darГ­a a los animales el pasto que quedaba, antes de empacar sus cosas y regresar a Wellington. De vuelta a su apartamento y a sus compaГ±eros que se habГ­an convertido en buenos amigos; de vuelta a la universidad, de vuelta para seguir luchando por sus sueГ±os. ВЎQuГ© su padre se fuera al infierno!

Se habГ­a sentido tan bien al volver a la granja, Incluso habГ­a sentido que regresaba al lugar donde realmente pertenecГ­a. Pero claramente, se habГ­a equivocado. Se le rompiГі el corazГіn, al decidir que tenГ­a que marcharse, pero con la amargura de su padre, no habГ­a manera de que pudiera quedarse.

No se habГ­a dado cuenta de que su madre la habГ­a seguido, pero ahora sentГ­a la calidez de su suave mano en el hombro. Enfadada, se encogiГі de hombros. Su madre no la habГ­a defendido ahГ­ dentro, delante de Г©l, ВїquГ© sentido tenГ­a que la consolara ahora?

"VolverГ© a Wellington maГ±ana", dijo Sarah.

Su madre negГі con la cabeza. "Por favor, quГ©date por un tiempo". HabГ­a sГєplica en su voz y en sus ojos, pero Sarah negГі tambiГ©n con la cabeza.

"ВїPor quГ©? Ya lo has oГ­do. No quiere que yo me haga cargo, es obvio. No cree que pueda hacerlo y no quiere que lo intente. PodrГ­a ayudarme, decirme quГ© hacer, pero no lo harГЎ. Es como si quisiera verme fracasar, y ver la granja arruinarse".

"Sabes que eso no es verdad".

"ВЎOh, sГ­ que lo es!", insistiГі Sarah, levantando la voz. "ВЎDeja de justificarlo! Todos extraГ±amos a Jason, pero Вїde quГ© sirve su amargura? ВїVa a guardarme rencor para siempre?".

La mirada de dolor en los ojos de Karen la hizo sentir culpable, asГ­ que bajГі la voz, y suavizГі su tono. "No puedo dirigir la granja, no sin su ayuda, y Г©l no estГЎ dispuesto a ayudarme. Puedo volver a la universidad ahora, y tratar de pasar este semestre, mientras pueda".

Su madre puso una mano en su hombro otra vez, y esta vez Sarah no se encogiГі de hombros, pero permaneciГі rГ­gida. SabГ­a que su madre tambiГ©n podГ­a sentir su tensiГіn.

"Tu sangre corre por ese lugar", dijo Karen. "Eres la Гєnica que queda".

"ВїY quГ©?"

"No la abandones ahora. Esto no se trata sГіlo de tu padre. Esa tierra, es todo lo que nos queda de Jason. Г‰l estГЎ en la granja". La voz de Karen se quebrГі y se tapГі la boca con la mano.

Al mencionar a Jason, la mente de Sarah volviГі a ese terrible dГ­a; el dГ­a en que se despidieron de su hermano. RecordГі que habГ­a esparcido sus cenizas, las habГ­a liberado al viento desde el punto mГЎs alto de la granja y habГ­a visto cГіmo las diminutas partГ­culas de lo que quedaba de su hermano se alejaban flotando, a la deriva sobre las sinuosas colinas, para finalmente descansar en los prados que Jason habГ­a amado. Una vez que las cenizas se asentaron, se mezclaron con la tierra, para nunca mГЎs ser vistas, pero Sarah sabГ­a que estaban allГ­, uniГ©ndose a las cenizas de muchas generaciones de los Taylors. Karen tenГ­a razГіn, Jason era parte de la granja.

Ella contuvo las lГЎgrimas. No llorarГ­a. No aquГ­. "Lo pensarГ©".

Su madre la abrazГі, pero seguГ­a estando demasiado rГ­gida y tensa para devolverle el abrazo. Le dolГ­a demasiado, tenГ­a demasiado dolor, por dentro y por eso no podГ­a mostrar afecto.

"Gracias", susurrГі Karen.

* * *






Tu sangre corre por ese lugar. Las palabras de su madre resonaron en su mente durante todo el camino a casa. Aunque intentaba dirigir sus pensamientos a otros temas, no dejaba de pensar en sus antepasados. Esos fuertes y recios hombres y mujeres que trabajaron la tierra con tanto esfuerzo. RecordГі la vieja guadaГ±a que aГєn estaba colgada en el cobertizo. La habГ­an usado para cortar heno. Incluso ahora, con un tractor nuevo, les llevaba dГ­as cortar y empacar el heno. ВїCuГЎnto tiempo les habrГ­a llevado con la guadaГ±a?

Lo primero que hizo cuando llegГі a casa fue sacar los viejos ГЎlbumes de fotos del fondo de la estanterГ­a y estornudГі mientras el polvo se arremolinaba a su alrededor. HacГ­a aГ±os que nadie los miraba, pero en el pasado, estas fotos fueron tesoros familiares. Las fotos ya estaban ajadas y desgastadas, mucho antes de que su madre las catalogara cuidadosamente en ГЎlbumes de cuero para preservarlas.

Sarah los llevГі a la mesa y sonriГі mientras abrГ­a el primer ГЎlbum y pasaba el dedo por la pГЎgina cubierta de plГЎstico, era como si estuviera evocando los espГ­ritus de sus antepasados. Aunque no pudo conocer a ninguna de estas personas, sabГ­a quiГ©nes eran. En sus dГ­as felices, su padre le habГ­a hablado de ellos y le habГ­a contado la historia de su granja. Ella se sentaba en su rodilla izquierda, y Jason en la derecha, mientras su padre los entretenГ­a narrГЎndoles historias de sus antepasados, algunas divertidas, otras tristes. La vida habГ­a sido diferente en ese entonces, pero su padre contaba todo de una forma veraz y lГєcida.

Ella hojeГі los ГЎlbumes, uno tras otro, mientras las historias recordadas se desarrollaban en su cabeza. MirГі el techo, era madera de Rimu, su propio tatarabuelo lo habГ­a instalado a finales del siglo XIX. La vieja villa habГ­a sido sometida a mГєltiples renovaciones desde su construcciГіn original, pero el hermoso techo de madera permanecГ­a intacto.

Karen tenГ­a razГіn, su sangre corrГ­a por todo el lugar. Y Jason estaba aquГ­. ВїCГіmo podrГ­a simplemente huir y entregГЎrselo a extraГ±os?

* * *






Sarah apenas durmiГі. Alternaba los movimientos de la cabeza con estar tumbada de espaldas y mirando al techo, tratando de encontrarle sentido a sus pensamientos confusos. Cuando el sol se asomГі por primera vez al horizonte, proyectando un brillo dorado sobre las colinas, se levantГі de la cama a regaГ±adientes sintiendo que habГ­a sido atropellada por un camiГіn.

De pie junto a la ventana de la cocina, mirando hacia la granja mientras sorbГ­a su cafГ© caliente, con las manos envueltas en la taza para mantenerlas calientes, la realidad la golpeГі.

ВїQuГ© demonios estГЎs haciendo? preguntГі su mente racional. No tienes ni idea de cГіmo llevar una granja. ВЎNi siquiera sabes cГіmo conducir el tractor! Sacudiendo su cabeza en la desesperaciГіn, dejГі caer el resto de su cafГ© por el fregadero. El sabor del cafГ© la hizo sentir enferma, ya que el pГЎnico se alojГі en la boca de su estГіmago. Anoche, animada por los espГ­ritus de sus antepasados y los recuerdos de su hermano, estaba decidida a hacer algo aquГ­. Pero ahora, a la luz del dГ­a, se dio cuenta de lo ridГ­cula que era esa decisiГіn. No habГ­a manera de que pudiera hacer esto sola.

DespuГ©s de pasar la mayor parte de la maГ±ana al telГ©fono, tratando de conseguir ayuda de los granjeros locales, la realidad no era nada alentadora. Aunque la pequeГ±a comunidad agrГ­cola habГ­a sido muy unida y le habГ­a apoyado durante su crecimiento, desde la muerte de Jason, su padre se las habГ­a arreglado para alejar a cada uno de sus vecinos, y ninguno de ellos estaba dispuesto a ayudarla. SacudiГі la cabeza con tristeza. Su padre era un hombre quebrado; mucho mГЎs quebrado de lo que ella se habГ­a dado cuenta. Los hombres que su padre habГ­a conocido desde siempre le habГ­an dado la espalda, despuГ©s de que se volviera loco de dolor y se volviera mezquino.

"MaldiciГіn, esto es un desastre". Al oГ­rla, el gato la mirГі, y luego, obviamente, decidiГі que no era nada importante y reanudГі su perezoso ritual de lavarse las patas.

Caminando por la casa, sumida en un estado de aturdimiento, mirГі fijamente por las ventanas sin ver nada, abriГі y cerrГі las puertas de los armarios sin buscar nada en particular. El mundo se le venГ­a encima. No sabГ­a quГ© hacer.

Se detuvo fuera de la puerta cerrada del dormitorio que solГ­a ser de Jason. Su corazГіn se detuvo momentГЎneamente y no podГ­a respirar. Con cuidado, extendiГі la mano y girГі la manija, empujando suavemente, esperando que la puerta se cerrara y evitara que entrara, pero se abriГі fГЎcilmente. Temblaba demasiado como para soltar el marco de la puerta, asГ­ que se quedГі en el umbral, sin poder respirar, mientras sus ojos rebuscaban por la habitaciГіn. Todas sus cosas estaban todavГ­a allГ­. Si no hubiese sabido que estaba muerto, habrГ­a pensado que habГ­a salido solo un rato y que volverГ­a pronto; sus gafas de sol todavГ­a estaban en medio de su cama mal hecha, los carteles de Metallica todavГ­a estaban en las paredes, y sus trofeos de nataciГіn todavГ­a ocupaban un lugar privilegiado en el estante de arriba, encima de sus libros y su colecciГіn de discos compactos. Su habitaciГіn estaba exactamente como la habГ­a dejado; exactamente como ella recordaba que siempre habГ­a estado. No habГ­a sido capaz de entrar aquГ­ desde el accidente, y no sabГ­a lo que se encontrarГ­a. Y ahora, mientras miraba a su alrededor, sentГ­a su presencia con fuerza. Tal vez fue su imaginaciГіn, pero ver todas las cosas de Jason tal como las habГ­a dejado la hizo sentir cerca de Г©l. Ella querГ­a tocarlo todo, sentirlo, sostener su ropa contra su mejilla y respirar el aroma de Г©l que esperaba que siguiera ahГ­, incluso despuГ©s de todo este tiempo. Pero no pudo hacer nada de eso. Ni siquiera podГ­a quedarse aquГ­; se sentГ­a como una intrusa.

Saliendo a trompicones de su habitaciГіn, cerrГі la puerta tras ella y se deslizГі contra ella, sintiendo la solidez de la madera en su espalda mientras los sollozos escapaban de su cuerpo. Abrazando sus rodillas, enterrГі su cara en sus antebrazos, dejando que la soledad, la pena y la culpa la abrumaran. ExtraГ±aba mucho a Jason. PermaneciГі asГ­ durante mucho tiempo, las lГЎgrimas de desesperaciГіn y el dolor aterrizaron en sus pantalones. Pero finalmente, se recompuso y se puso de pie, secando sus lГЎgrimas con el dorso de su mano. Respirando hondo, se dirigiГі a propГіsito hacia la oficina de su padre. TenГ­a que hacer una llamada mГЎs, y tal vez tendrГ­a suerte. TenГ­a una granja que salvar.

Sentada en la silla de oficina de cuero negro giratorio de su padre en su antiguo escritorio de roble, Sarah hojeГі la vieja agenda de contactos de Jack, tratando de encontrar el nГєmero de telГ©fono del anciano que era su Гєltima esperanza. Si Г©l tampoco la ayudaba, ella no sabrГ­a quГ© mГЎs hacer.

"ВЎAjГЎ!", sosteniendo la libreta y marcando el lugar con su dedo, tomГі el telГ©fono y marcГі. SonГі y sonГі, antes de que una voz ГЎspera y vagamente familiar finalmente contestara.

Sarah respirГі hondo y cruzГі los dedos antes de hablar, luchando por mantener su voz firme. Вї"Bert"? Es Sarah Taylor, la hija de Jack. Me pregunto si estarГ­as dispuesto a ayudarme".

Mientras el anciano hablaba, la tensiГіn abandonГі lentamente los hombros de Sarah. Sus dedos se descruzaron por sГ­ solos y su respiraciГіn se hizo mГЎs pausada y se normalizГі mientras una sensaciГіn de alivio la invadГ­a. La ayuda estaba llegando. Bert era viejo, pero sabГ­a mucho sobre agricultura. Estaba demasiado mayor para hacer mucho, pero podrГ­a compartir sus conocimientos con ella.

Una sonrisa iluminГі su rostro cuando colgГі el telГ©fono.

"Creo que las cosas al fin podrГ­an mejorar", le anunciГі al gato, todavГ­a acurrucado en su silla favorita, mientras pasaba para ponerse las botas. "Bert me va a ayudar a superar esto la semana que viene, por lo menos. Eso es bueno, Вїverdad?".

DespuГ©s de abrir un ojo brevemente para mirarla con desdГ©n, el gato se volviГі a dormir. "Me gustarГ­a poder dormir como tГє", murmurГі Sarah, frotГЎndose los ojos. ArdГ­an de agotamiento, pero el sueГ±o tendrГ­a que esperar. Ahora mismo, habГ­a cosas mГЎs importantes de las que ocuparse.














CapГ­tulo tres







Gracias a Bert, Sarah aprendiГі a conducir el tractor lo suficientemente bien como para llenar y transportar el vagГіn de ensilaje. No podГ­a hacer mucho mГЎs con Г©l, pero por ahora, esa pequeГ±a habilidad era suficiente. Incluso Bert no podГ­a operar bien el moderno tractor John Deere. A los noventa y dos aГ±os, se habГ­a pasado la vida conduciendo el viejo Massey Fergusons, una antigua, oxidada y destartalada cosa que Jack habГ­a guardado en la parte de atrГЎs del cobertizo durante aГ±os, y la nueva mГЎquina era demasiado compleja para el viejo cerebro de Bert. Pero entre los dos descifraron lo suficiente para hacer lo que habГ­a que hacer de inmediato.

Bert le enseГ±Гі cuГЎndo y hasta dГіnde cambiar la valla elГ©ctrica para el ganado en los cultivos, cuГЎndo dar heno, cuГЎndo dar ensilado. Le enseГ±Гі lo suficiente como para que fuera capaz de fanfarronear durante la mayor parte del invierno, manteniendo el ganado alimentado y regado, mientras los largos dГ­as se fusionaban en un ciclo interminable de alimentaciГіn y cambio de cercas. La realidad de la vida como granjera, especialmente cuando estaba parada mГЎs allГЎ de sus tobillos en el barro, empapГЎndose, con la lluvia helada cayendo por la parte posterior de su cuello y sus dedos entumecidos por el frГ­o, cambiando la cerca de la cosecha para las ovejas, era muy diferente a lo que ella esperaba, y no era una realidad que ella disfrutara particularmente.

Tratar de lidiar con el trabajo de los libros era igualmente desalentador. Bert no pudo ayudarla en eso. HabГ­a sido de la vieja escuela, manteniendo la informaciГіn que necesitaba dentro de su cabeza, y sin la guГ­a de su padre no tenГ­a ni idea de quГ© esperar en tГ©rminos de tasas de partos, o incluso cosas tan bГЎsicas como el nГєmero de cabezas de ganado. Tuvo que averiguarlo todo por sГ­ misma, pasando horas buscando en los libros de bolsillo que su padre habГ­a llevado meticulosamente y comparando los datos de este aГ±o con las cifras del aГ±o pasado. Incluso entonces, todo eran conjeturas, y a pesar de estar sentada frente al ordenador hasta altas horas de la madrugada, no podГ­a obtener ninguna respuesta definitiva.

Apenas comГ­a, siempre corriendo y tomando Red Bull, V, y otras bebidas energГ©ticas. El estrГ©s, la preocupaciГіn, la soledad y el agotamiento le estaban pasando factura. Su apetito prГЎcticamente habГ­a desaparecido, y en los dГ­as en que aparecГ­a, rara vez tenГ­a la energГ­a para preparar algo mГЎs sustancioso que un trozo de tostada. Incluso en la universidad, cuando tenГ­a mucho menos estrГ©s y un apetito real, su dieta bГЎsica consistГ­a en fideos instantГЎneos y frijoles horneados en una tostada gracias a su lamentable presupuesto estudiantil, que sГіlo ocasionalmente se extendГ­a a la carne y las verduras frescas. Ahora, a pesar del congelador lleno de carne y un presupuesto casi ilimitado para la compra, no podГ­a cocinar. No podГ­a afrontarlo, no despuГ©s de luchar contra los elementos todo el dГ­a. No cuando cada cosa que hacГ­a en la granja la hacГ­a cuestionarse la sabidurГ­a de darle la espalda a su sueГ±o, y tratar de no ahogarse bajo la presiГіn de aferrarse a la granja que guardaba los preciosos recuerdos de su hermano.

* * *






"No puedo hacer esto". Fue mГЎs un gemido que un anuncio, y el esfuerzo que requiriГі pronunciar las palabras fue casi mГЎs de lo que pudo soportar. Cada fibra de ella se resistГ­a a salir de la cama.

DespuГ©s de otra noche casi sin dormir, donde Sarah se habГ­a quedado despierta, preocupada y escuchando el sonido de la lluvia que retumbaba en el tejado y el viento que sacudГ­a las ventanas, se habГ­a despertado para silenciar su chillГіn reloj despertador con un dolor de cabeza. Por el sonido de las cosas, la lluvia no habГ­a amainado todavГ­a; podГ­a oГ­r el agua salpicando por el lado del canalГіn bloqueado y goteando por el borde del tubo de bajada con fugas. La lluvia golpeaba contra las ventanas que aГєn estaban traqueteando gracias al viento y se oГ­a un estruendo intermitente, probablemente de un hierro suelto en el cobertizo. Sentada al lado de su cama, sostuvo su cabeza entre sus manos, tratando de reunir la fuerza para apartar el dolor y levantarse para enfrentar otro dГ­a. No es que tuviera mucho sentido levantarse, en realidad, todavГ­a no tenГ­a mucho mГЎs que una vaga idea de lo que estaba haciendo, y su padre todavГ­a no apreciaba sus esfuerzos. Tratar de dirigir la enorme granja sin ayuda de nadie le estaba costando un gran esfuerzo a su cuerpo, Вїy para quГ©? Su padre tenГ­a razГіn: este trabajo en la granja no era para ella. Ella era inГєtil.

Cada movimiento la hacГ­a estremecer. Se sentГ­a como si alguien le hubiera golpeado en la cabeza, estaba muy adolorida. Las manchas negras delante de sus ojos se desdibujaban de forma extraГ±a, aturdiГ©ndola, y luego desaparecГ­an gradualmente mientras permanecГ­a de pie, balanceГЎndose ligeramente, con la mente nublada. Luchando contra la ventana, mirГі hacia fuera para ver los riachuelos de agua que corrГ­an por el patio, creando canales irregulares a travГ©s de la grava. En poco tiempo, todo serГ­a barro. Estaba tan harta del barro. Lluvia, ella podГ­a manejar. Ni siquiera le importaba el frГ­o. Pero el barro... se pegaba a todo e impregnaba cada poro, burlГЎndose de ella, haciendo que echara de menos las limpias calles de la ciudad sin barro que habГ­a dejado atrГЎs. Estaba tan harta de las botas de goma. QuerГ­a usar tacones, sГіlo una vez. Pero no habГ­a lugar para los tacones en la granja. No en medio del invierno donde reinaba el aguanieve.

El estridente tintineo del telГ©fono fue inesperado a esta hora temprana, y se echГі hacia atrГЎs con los codos donde habГ­a estado apoyada en el alfГ©izar de la ventana, mirando hacia fuera, y corriГі por el pasillo. Su corazГіn se acelerГі al aumentar su ritmo; ВїquГ© le habГ­a pasado a papГЎ? Seguramente era su mamГЎ con malas noticias; ВїquiГ©n mГЎs la llamarГ­a justo despuГ©s del amanecer? Contuvo la respiraciГіn preocupada mientras alcanzaba el telГ©fono. Su viejo podrГ­a ser un viejo gruГ±Гіn ahora, pero seguГ­a siendo su padre, y ella todavГ­a lo amaba.

"ВїHola?" contestГі el telГ©fono, sin aliento, y luego dio un suspiro de alivio cuando escuchГі la voz ГЎspera de Bert en el otro extremo. Pero su alivio se convirtiГі en preocupaciГіn cuando Bert hablГі. Cambiar el ganado a un terreno mГЎs alto... el rГ­o se va a inundar... no puedo ayudar... apГєrate...

Las palabras le daban vueltas en la cabeza mientras Bert le decГ­a, entre toses cortantes, la situaciГіn con el clima. HabГ­a habido una gran cantidad de lluvia en tan corto espacio de tiempo, aГєn mГЎs en las montaГ±as donde se originГі el rГ­o, y se estaba inundando. TenГ­a una hora, como mucho, para llevar las ovejas a un terreno mГЎs alto. El furioso rГ­o se llevarГ­a la mayor parte de su tierra plana de pastoreo a media maГ±ana.

"Gracias", murmurГі, colgando el telГ©fono. MirГі por la ventana aturdida por la lluvia torrencial. El tiempo era tan malo que las colinas en la distancia eran invisibles, el cielo oscuro afuera, el sol apenas asomado entre las nubes negras. Ella no querГ­a creerle, pero Bert tenГ­a razГіn, tenГ­a que actuar rГЎpido. Su corazГіn palpitaba aГєn mГЎs rГЎpido ahora, mГЎs fuerte, ya que el pГЎnico amenazaba con abrumarla. ВїCГіmo podГ­a hacer esto sola? Pero no tenГ­a elecciГіn, tenГ­a que intentarlo. Los animales dependГ­an de ella.

No habrГ­a tiempo para el desayuno, ni siquiera para el cafГ©, pero agarrГі una lata de Red Bull de su escondite en la nevera y buscГі en el armario algunos analgГ©sicos; no podГ­a dejar que este dolor de cabeza la retrasara. DespuГ©s de tragar un par de cГЎpsulas de Panadol con la boca llena de la bebida energГ©tica, frunciendo el rostro por el sabor amargo de las pГ­ldoras, se apresurГі a volver a su habitaciГіn para ponerse algo de ropa. Salvar a las ovejas no se podГ­a hacer muy bien con un pijama de franela azul con gatitos negros impresos en ellos; se morirГ­a de frГ­o mucho antes de poner a salvo a las ovejas.

A pesar de los varios minutos que tardГі en vestirse, los analgГ©sicos todavГ­a no habГ­an hecho efecto cuando se puso el equipo de protecciГіn contra la humedad y las botas en la puerta trasera, pero no tuvo tiempo de esperar. AgarrГі las llaves de la vieja y maltrecha Hilux y se dirigiГі hacia el exterior, preparГЎndose contra la rГЎfaga de viento que la golpeГі cuando abriГі la puerta.

"Eres una maldita inГєtil". La voz de su padre resonГі en su mente, burlГЎndose de ella, mientras intentaba resolver la logГ­stica de trasladar dos mil ovejas a las colinas, sola, bajo la lluvia. El ganado estarГ­a bien; estaba lo suficientemente alto y lejos del rГ­o, pero las ovejas estaban en riesgo.

El corto camino hacia los corrales de los perros le pareciГі eterno, mientras, el feroz viento le azotaba el rostro. Ace y Zac estaban acurrucados en sus perreras, resguardГЎndose del frГ­o, pero cuando ella abriГі la puerta de los corrales salieron como cohetes, saltando a su alrededor en un enorme cГ­rculo, acercГЎndose cada vez mГЎs a la parte trasera de la Hilux. A su seГ±al, los dos perros se subieron, sin que pareciera importarles lo mojado, ansiosos por ponerse a trabajar.

El interior de la camioneta estaba caliente y seco. Se sintiГі aliviada una vez dentro, pero tendrГ­a que salir y abrir las puertas pronto, pero por ahora disfrutaba lo seco. La radio se encendiГі y sonГі solo estГЎtica por unos segundos, antes de que la mГєsica comenzara a sonar. Pero despuГ©s de un momento, bajГі la mano y la apagГі. No querГ­a mГєsica hoy, no con el terrible dolor de cabeza que tenГ­a.

El suelo estaba resbaladizo. Dos veces, bajГі la colina de lado, y fue pura suerte que lograra mantener el control del vehГ­culo. Su corazГіn casi saltaba de su pecho, entraba en pГЎnico cada vez que el Hilux empezaba a patinar, y volviГі a oГ­r la voz de su padre: "Eres una maldita inГєtil".

LuchГі para mantenerse tranquila. Siguiendo la pista a la vuelta de la esquina, la camioneta patinГі de nuevo, esta vez completamente fuera de control, golpeando con fuerza un poste de la cerca. Sarah jurГі en voz alta cuando el vehГ­culo se detuvo; esto era lo Гєltimo que necesitaba. El impacto sacudiГі su cuerpo y fortaleciГі su dolor de cabeza. Se inclinГі hacia adelante y apoyГі su cabeza en el volante.

"No puedo hacer esto". GimiГі las palabras por segunda vez esa maГ±ana y, al igual que antes, el esfuerzo que le costГі hablar fue casi demasiado. No tienes elecciГіn. Su interior la devolviГі a la realidad. Tienes que hacerlo, no importa lo difГ­cil que sea. No hay nadie mГЎs.

Obviamente, pensando que es mГЎs seguro moverse que quedarse paralizada, vio en el espejo retrovisor cГіmo Ace y Zac saltaban y levantaban sus patas contra un poste de la valla, y luego simplemente se quedaban allГ­ mirando, esperando a que ella se las arreglara. Reuniendo valor, Sarah respirГі hondo mientras giraba la llave de encendido. La vieja y maltrecha Hilux, ahora con una abolladura mГЎs en el cuerpo oxidado y deformado, cobrГі vida, se resbalГі y se deslizГі en sentido contrario alejГЎndose de la valla, y continuГі a la vuelta de la esquina, todavГ­a deslizГЎndose por la resbaladiza pista, mientras los perros la seguГ­an.

Si no hubiera sido por Zac y Ace, nunca habrГ­a logrado desplazar a las ovejas. El agua ya se estaba arremolinando alrededor de sus pies y rГЎpidamente se convertГ­a en barro profundo y pegajoso, y las ovejas se mostraban reacias a moverse. Se quedaron allГ­ balando, con sus destartalados vellones empapados por la lluvia, lo que las convertГ­a en un espectГЎculo lamentable. Llenas de corderos, las ovejas no querГ­an ir a ninguna parte, especialmente no a travГ©s de varios potreros pantanosos hasta la base de las colinas, y aunque Sara conducГ­a lentamente a travГ©s del potrero, con un brazo fuera de la ventana golpeando la puerta y tocando la bocina mientras conducГ­a, las ovejas se quedaban en el mismo lugar, haciendo una pausa en seГ±al de protesta.

"ВЎVamos, Ace! ВЎZac! ВЎSГєbelas!" Sarah gritГі las Гіrdenes y los perros entraron en acciГіn, trabajando en equipo, corriendo y ladrando, consiguiendo finalmente que las ovejas se movieran, obligГЎndolas a formar una lГ­nea ordenada y a abrirse camino hasta la puerta. Sarah condujo lentamente detrГЎs de ellos, la camioneta luchaba por atravesar el espeso barro que las miles de pezuГ±as habГ­an removido.

Luego se bajГі de la camioneta y el barro casi destruye la parte superior de sus botas. Sus pies se hundieron totalmente en el lodo y tuvo que agarrarse a los lados de la camioneta y forzar su camino hacia adelante, para cerrar el endeble alambre de pГєas y la puerta de Taranaki. Su cabeza girГі, estaba aturdida por el dolor cuando se agachГі para deslizar el listГіn en el lazo de alambre en la parte inferior del poste. El viento soplaba contra la puerta improvisada, y ella luchaba por mantenerla erguida. ApoyГЎndose en el poste, estirГі la mano hacia delante y agarrГі ciegamente el cable superior de la puerta que se agitaba con locura, tratando de apretarlo lo suficiente como para que el cable superior se enrollara alrededor del sable, luchando contra la fuerza del viento que lo movГ­a.

"ВЎAy!" gritГі, tirando de su mano hacia atrГЎs rГЎpidamente mientras el alambre de pГєas herГ­a la palma de su mano. Se hundiГі hasta las rodillas en el barro, acunando su mano herida, la sangre se acumulГі en la palma de su mano y se filtrГі por su muГ±eca. HabГ­a sido un error estГєpido, un error de novata, un error que no habГ­a cometido desde que era una niГ±a, pero la voz de su padre volviГі para burlarse de ella otra vez: "Eres una maldita inГєtil".

Las palabras que resonaban en su cabeza cambiaron de la voz crГ­tica de su padre a la suya propia: Soy una maldita inГєtil. ВїPor quГ© me molesto? mientras se ponГ­a de pie. TenГ­a frГ­o, estaba mojada, adolorida, y ahora estaba cubierta de barro. Agarrando de nuevo la puerta de Taranaki, esta vez con cuidado, sostuvo el sable en la parte superior y apoyГі todo su peso en Г©l, tirando de Г©l tan fuerte como pudo hacia el poste y finalmente logrГі enrollar el trozo de alambre sobre la parte superior del sable cuadrado. Cada movimiento de su mano y muГ±eca enviaba mГЎs sangre a la palma de su mano y su dolor de cabeza aumentaba al mismo tiempo que el latido de su corazГіn acelerado.

Una rГЎpida mirada alrededor del prado le dijo que Zac y Ace habГ­an llevado las ovejas de este prado al siguiente, el grande que se encontraba en la parte inferior de la cordillera, donde estaban destinadas a estar. Uf. Al menos algo salГ­a bien esta maГ±ana. Todo lo que tenГ­a que hacer ahora era conducir a travГ©s del prado y encerrar a las ovejas, recoger a los perros, y ya estaba listo. Luego podГ­a ir a casa, limpiarse y descansar. Con calma.

HabГ­a dejado la Hilux en espera mientras luchaba con la puerta y el calor de la calefacciГіn la golpeГі tan pronto como abriГі la puerta. Se hundiГі contra el asiento agradecida, cerrando los ojos por un momento. El calor era tan agradable. Ni siquiera se habГ­a dado cuenta de que estaba temblando, pero al pisar el embrague y poner la camioneta en primera, se dio cuenta de lo frГ­a que estaba cuando ni siquiera podГ­a cerrar los dedos alrededor de la palanca de cambios correctamente. Agarrando un trapo del asiento del banco, lo presionГі contra su palma herida para detener el flujo de sangre, apretando los dedos para mantener el trapo en su lugar.

TratГі de moverse lentamente, soltando el embrague con suavidad al pisar el acelerador, pero el vehГ­culo no se moviГі. Por favor, no te quedes atascada, suplicГі. No tenГ­a ni idea de lo que harГ­a si la camioneta se quedaba atascada en el barro.

Sarah acelerГі suavemente, despacio, pero aun asГ­ la Hilux no se moviГі. PodГ­a sentir que el vehГ­culo se balanceaba ligeramente cuando las ruedas giraban debajo de ella, pero no se movГ­a en absoluto. PisГі el acelerador con mГЎs fuerza y repitiГі su desesperada sГєplica una y otra vez, mientras los neumГЎticos giraban inГєtilmente, empantanados en el suelo anegado. Pisar mГЎs fuerte el acelerador tampoco funcionГі; los neumГЎticos giraron mГЎs rГЎpido, rociando barro a los lados de la autopista, cubriendo las ventanas. Empujando el embrague de nuevo, puso la camioneta en reversa y logrГі retroceder un poco, pero cuando tratГі de ir hacia adelante de nuevo, los neumГЎticos giraron de nuevo, totalmente empantanados.

"ВЎVamos, por favor!", suplicГі, girando el volante y tratando de salir en ГЎngulo, usando una suave presiГіn en el acelerador al principio, y luego pisando fuerte el acelerador en la frustraciГіn. "ВЎVamos!" gritГі, mientras el motor gritaba, los neumГЎticos giraban, y la camioneta se hundiГі mГЎs en el barro.

"ВЎMaldiciГіn!".

GolpeГі su puГ±o contra el volante. GritГі todas las maldiciones que se le ocurrieron, gritГЎndolas a todo pulmГіn, y cuando agotГі su vocabulario, empezГі de nuevo, inventando algunas nuevas para variar. Abriendo la puerta del conductor, saltГі a la lluvia y gritГі un poco mГЎs, liberando su furia en el viento.

La fuerte lluvia le golpeГі el rostro, pero no le importГі. VolviГі su rostro hacia el cielo y gritГі, su rabia se agudizГі cuando la lluvia torrencial golpeГі sus mejillas. Manteniendo su mano aГєn sangrante fuera del camino, apoyГі todo su peso contra la camioneta e intentГі empujarla, para sacarla del pantano en el que estaba incrustada, pero no se moviГі. No importaba cuГЎnto lo intentara, no se movГ­a ni un poquito.

"ВїQuГ© demonios voy a hacer?" sollozГі, y su ira dio paso a la desesperaciГіn. Respirando pesadamente, saboreГі lГЎgrimas saladas en su lengua, pero la lluvia las lavГі, dejГЎndola hГєmeda, frГ­a y miserable. La cabeza le latГ­a aГєn mГЎs, exacerbada por la lluvia torrencial, y todo lo que querГ­a hacer era acostarse. Pero su Гєnico medio de transporte estaba atascado.

Pateando el costado de la camioneta en frustraciГіn, la apagГі, guardГі las llaves y caminГі abatida a lo largo del potrero empapado, con sus botas sumergidas en el agua que ahora estaba casi hasta las pantorrillas; hizo todo lo posible para evitar el barro revuelto por las miles de pezuГ±as de oveja. CerrГі la puerta del corral de las ovejas y se aferrГі a ella con ambas manos para estabilizarse mientras arrastraba los pies por el profundo barro, antes de cerrar bien la puerta.

"Vamos, muchachos", llamГі a los perros, metiendo las dos manos en sus bolsillos y manteniendo la cabeza agachada, acurrucada dentro de su abrigo de piel de visГіn, deseando tener mГЎs protecciГіn contra la lluvia. Las ovejas se movieron finalmente; era hora de volver a casa.

"Por el amor de Dios, esto es una estupidez", murmurГі Sarah, caminando contra el viento. Sus botas se hundГ­an en el suelo empapado y sacarlas para dar otro paso le costaba mГЎs energГ­a de la que tenГ­a. El barro le salpicГі la parte posterior de las piernas, empapando sus vaqueros, haciendo sus pies aГєn mГЎs pesados. SГіlo querГ­a tomar mГЎs analgГ©sicos y dormir, no tener que luchar a pie contra el viento, la lluvia y el barro para volver a casa. La idea de volver a casa le hizo querer rendirse. MirГі a los perros, ambos le pisaban los talones. "Esto no es para lo que me inscribГ­ en la universidad. No voy a hacer esto nunca mГЎs", les dijo, pero ninguno de los perros mirГі hacia arriba.

Le tomГі mucho tiempo llegar a casa. Una hora, al menos, tal vez dos; ella no lo sabГ­a. TenГ­a demasiado frГ­o, estaba mojada y agotada como para preocuparse. La lluvia torrencial se le metiГі por debajo del cuello y empapГі su camisa. Le dolГ­a la mano herida y sus dedos estaban entumecidos, incluso dentro de los bolsillos forrados de su largo abrigo, y sus pies eran como bloques de hielo dentro de sus botas.

El clima incluso afectГі a los perros. Usualmente eran muy activos pero ahora, andaban lentamente junto a ella, como si compartieran su miseria, parГЎndose cada pocos minutos y sacudirse el agua.

El dolor de cabeza con el que se despertГі no era nada comparado con el dolor punzante que ahora sentГ­a. Ella no querГ­a hacer esto mГЎs. No podГ­a hacer esto mГЎs. Esta no era la vida que querГ­a. Era solitaria, era dura y frГ­a. Ella estaba acabada. Su padre tenГ­a razГіn, no estaba hecha para ser granjera. Todas las crГ­ticas que le habГ­a lanzado desde la muerte de Jason resonaban una y otra vez en su dolorida cabeza, aГ±adiendo a la confusiГіn que ya estaba sintiendo. SГіlo dГ©jalo. DГ©jalo todo. No puedes dirigir ese lugar, eres una maldita inГєtil. Las palabras hirientes que la habГ­an hecho sentir ofendida en ese momento, sorprendentemente ya no la ofuscaban. SabГ­a que tenГ­a razГіn; no podГ­a hacerlo, era demasiado inГєtil. La Hilux atascada en el barro lo demostrГі.

Ace y Zac se escabulleron hacia la comodidad de sus perreras tan pronto como llegaron, buscando resguardarse del viento cortante y la lluvia torrencial. Sarah se estremeciГі, mientras miraba a los perros acurrucados en sus camas de heno, deseando poder hacer lo mismo. Ya habГ­a agotado sus Гєltimas reservas de energГ­a para volver al patio. Realmente no creГ­a que pudiera caminar los Гєltimos cien metros o hasta la casa, quitarse la ropa mojada y meterse en la ducha.

Dando la espalda a los perros, Sarah caminГі lentamente, luchando contra las olas de cansancio, mareos y nГЎuseas que la invadГ­an a cada paso. ApoyГЎndose en la pared de la casa para estabilizarse, se quitГі sus saturadas botas llenas de barro, dejГЎndolas en el porche, se encogiГі de hombros y entrГі poco a poco mientras el cansancio la abrumaba. Necesitaba ducharse, pero habГ­a una cosa que debГ­a hacer primero.

Sus manos congeladas y hГєmedas lucharon por agarrar y girar el pomo de la puerta de la habitaciГіn de Jason y tuvo que intentarlo varias veces antes de poder abrir la puerta y entrar. En lugar del confort familiar que habГ­a sentido la Гєltima vez que estuvo aquГ­, esta vez estaba embargada por la culpa.

"Lo siento mucho, hermano", susurrГі, con voz ronca, mientras las lГЎgrimas corrГ­an por su rostro helado y salpicado de barro. "Lo intentГ©. Lo intentГ© con todas mis fuerzas, pero no puedo hacerlo. Lo siento".

Si hubieras estado donde debГ­as estar, Jason todavГ­a estarГ­a vivo. Cada objeto en la habitaciГіn de Jason parecГ­a gritarle esas palabras, acusГЎndola, atormentГЎndola, llenГЎndola de culpa y pena, pero era la voz de su padre la que escuchaba en su cabeza, no la de su hermano.

"ВЎNo!" gritГі, de repente indignada, tropezando de lado, chocando contra la estanterГ­a. "ВЎMaldito seas, papГЎ! ВЎMe esforcГ© tanto!".

Su cabeza golpeГі uno de los trofeos de nataciГіn de Jason y lo agarrГі, llevГЎndoselo a la cara, antes de lanzarlo tan fuerte como pudo contra la pared. Hizo un sonido satisfactorio cuando rebotГі en la pared para caer en el suelo al otro lado de la habitaciГіn, asГ­ que alcanzГі el trofeo que estaba a su lado y lo tirГі tambiГ©n, temblando por el sonido del impacto. "ВЎNo!" gritГі, con su voz fuerte y contundente. "ВЎNada de esto es culpa mГ­a!" ArrojГі otro trofeo. "ВЎFue un accidente! ВЎNada de esto es mi culpa! ВЎNada de esto!" Tropezando a ciegas, se estrellГі contra la estanterГ­a, enviando CD al suelo. El ruido resonГі en su adolorida cabeza.

Cada vez que respiraba, jadeaba y su cuerpo temblaba. ObservГі la destrucciГіn en la habitaciГіn de Jason, la habitaciГіn que se habГ­a mantenido como un santuario, un templo, un recuerdo de su hermano. Sus ojos se abrieron de par en par cuando el horror de lo que habГ­a hecho, lo que estaba viendo, se apoderГі de ella. Despavorida, llevГі sus manos a su boca.

"Lo siento mucho", susurrГі, mientras se daba la vuelta y salГ­a corriendo de la habitaciГіn, dando un portazo detrГЎs de ella. Temblando sin control, se hundiГі en la silla de cuero de su padre y cogiГі el telГ©fono, con sus dedos congelados luchando por marcar el nГєmero.

"ВїMamГЎ? No puedo hacer esto mГЎs. Lo siento. PapГЎ tiene razГіn, soy una maldita inГєtil".

* * *






* * *






Sarah se desplomГі contra la puerta de cristal de la ducha directamente bajo el chorro caliente y dejГі que el agua se llevara el barro, la sangre y las lГЎgrimas. El agua irritГі su mano herida mientras el chorro caliente limpiaba la herida, lavando el barro de la palma de su mano y haciГ©ndola sangrar de nuevo. La carne alrededor de la herida estaba roja e hinchada y cuando el entumecimiento por el frГ­o abandonГі su cuerpo, su mano comenzГі a dolerle. Sarah estaba agradecida por el apoyo de la pared de la ducha que la sostenГ­a. Se sentГ­a tan dГ©bil, casi desmayada. Sus piernas temblaban como gelatina y el golpeteo en su cabeza aГєn no habГ­a disminuido. Pero a medida que el chorro caliente seguГ­a cayendo sobre ella y entrГі en calor, comenzГі a sentirse un poco mejor y comenzГі a pensar en su futuro.

Espera, le habГ­a dicho por telГ©fono la voz fuerte y firme de su madre, que intentaba tranquilizarla. DГ©jame hacer algunas llamadas telefГіnicas, ya se me ocurrirГЎ algo. DГєchate, come algo, duerme. CuГ­date. MaГ±ana estarГ© ahГ­.

No podГ­a comer; se sentГ­a muy enferma para eso, y le dolГ­a mucho la cabeza. Pero despuГ©s de la ducha, si el agotamiento total era un indicio, podrГ­a dormir. MГЎs allГЎ de eso, no podГ­a prometer nada.

Incluso desde la casa, Sarah podГ­a ver el agua subir. HabГ­a sacado a las ovejas justo a tiempo. Gracias a Bert. Las vallas estaban casi sumergidas en los corrales mГЎs cercanos al rГ­o, y la lluvia no mostraba signos de amainar. Un relГЎmpago la hizo saltar, y el ruido del trueno que siguiГі inmediatamente la hizo temblar. Ahora no serГ­a capaz de dormir, no con la tormenta que se desataba en el exterior. Siempre habГ­a odiado las tormentas elГ©ctricas. De niГ±a le aterrorizaban, especialmente por la noche, cuando el relГЎmpago interceptaba la oscuridad, iluminando todo lo que la rodeaba durante una fracciГіn de segundo, antes de que el estruendo del trueno volviera espeluznante su entorno familiar. Cuando eso ocurrГ­a salГ­a corriendo y entraba de puntillas en la habitaciГіn de JasГіn, se subГ­a a la cama con Г©l, temblando de miedo, mientras la tormenta azotaba la casa. EstГЎ bien, hermana. Esas siempre habГ­an sido sus palabras. Nunca se burlaba, sГіlo la calmaba, la protegГ­a y la comprendГ­a. Nadie mГЎs sabГ­a lo asustada que estaba por las tormentas; nadie excepto Jason.

Un destello de culpa la atravesГі al ver el estado de su habitaciГіn. No podГ­a dejar sus trofeos en el suelo; tenГ­a que arreglarlos.














CapГ­tulo cuatro







Lo primero que notГі Sarah cuando despertГі fue que no sГіlo habГ­a dejado de llover, sino que el sol entraba por su ventana y el cielo estaba hermoso, claro y azul, sin nubes. Ya, gran parte de la inundaciГіn habГ­a bajado. El suelo estarГ­a empapado, lo sabГ­a, pero las vallas eran cada vez mГЎs visibles, con escombros esparcidos sobre los alambres que evidenciaban lo lejos que habГ­a llegado el rГ­o.

Por primera vez en mucho tiempo, su cabeza no dolГ­a tanto. En lugar de hacer el duro trabajo fГ­sico que se habГ­a convertido en su nueva normalidad, habГ­a pasado la mayor parte de la tarde de ayer en la habitaciГіn de Jason, primero ordenando los CDs y trofeos y luego recordando. Recordando a Jason, recordando su infancia, recordando tiempos mГЎs felices. La vida habГ­a sido buena, en ese entonces. Sin preocupaciones. Su futuro estaba todo planeado: Jason iba a hacerse cargo de la granja, y ella iba a ir a la Universidad de Otago y estudiar para ser una veterinaria de animales grandes, para cuidar de los animales que amaba. Y ahora... ahora su vida era un caos.

Arrojando las mantas, se levantГі rГЎpidamente de la cama. HabГ­a decidido dejar la granja y volver a Wellington, para terminar sus estudios, pero primero, su madre iba a venir. Y tenГ­a que organizar la casa. TenГ­a que ponerse a trabajar. Incluso despuГ©s de descansar del trabajo de ayer, y de un sueГ±o relativamente bueno, seguГ­a estando cansada hasta los huesos. El cansancio amenazaba con abrumarla mientras se dirigГ­a a la cocina, pero ella lo apartГі. SГіlo tendrГ­a que soportar el cansancio por unos dГ­as mГЎs y luego se marcharГ­a. De vuelta a su vida en la ciudad, a sus estudios, a sus amigos.

DespuГ©s de tomarse una taza de cafГ©, Sarah limpiГі y aspirГі la casa, mirГі su reloj y gimiГі. Su madre llegarГ­a en cualquier momento, y todavГ­a tenГ­a que limpiar las huellas de barro del suelo de la cocina y lavar los platos. No podГ­a dejar que su madre viera la casa asГ­. Aunque Karen siempre habГ­a criado y entrenado caballos y ayudado en la granja, asГ­ como en el mantenimiento de los libros de la granja, su casa siempre habГ­a estado impecable. JamГЎs habГ­a habido polvo en los zГіcalos como ahora; los calcetines nunca antes se habГ­an pegado a parches pegajosos en el suelo, y los platos sucios nunca se habГ­an amontonado hasta tener moho.

El traqueteo del vehГ­culo familiar frente la reja, hizo que dejara la aspiradora a un lado. La limpieza tendrГ­a que esperar.

Sarah vio a su madre bajar del elegante sedГЎn plateado Holden que su padre habГ­a comprado justo antes de que ella se fuera a la universidad. Estaba cubierto de salpicaduras de barro ahora, pero asГ­ como siempre habГ­a estado la casa, el auto sin embargo, lucГ­a impecable. AsГ­ era Karen: ordenada, limpia, metГіdica. Muy diferente a Sarah que era desorganizada y soГ±adora.

Desde la terraza, podГ­a ver a su madre inclinando la cabeza hacia atrГЎs para respirar profundamente el aroma de la granja. La lluvia siempre revitalizaba la frescura del aire, despejando el polvo.

Extendiendo sus brazos, se reconfortГі con el calor del abrazo de su madre. La mujer mayor parecГ­a cansada, era evidente, y lucГ­a mГЎs envejecida que unas semanas antes. La preocupaciГіn nublaba su rostro y tenГ­a ojeras que nunca tuvo antes. Aunque Karen siempre habГ­a sido una mujer alta, con hombros grandes y un busto grande, ahora se veГ­a encorvada y desgastada, y mucho mГЎs vieja que sus cincuenta y dos aГ±os. El sufrimiento que habГ­a atravesado recientemente se evidenciaba en su aspecto fГ­sico. Sarah se preparГі para un regaГ±o por el estado de la casa, pero no pasГі eso. En su lugar, su madre tranquilamente puso la tetera y empezГі a limpiar de forma tranquila y metГіdica, con una serenidad que Sarah envidiaba. Karen con serenidad, ponГ­a orden en el caos, un talento que Sarah no habГ­a heredado.

Sarah se hundiГі en una de las duras sillas de la cocina, el agotamiento se grabГі en cada hueso de su cuerpo. SabГ­a que debГ­a ayudar a su madre, pero no tenГ­a fuerzas para ello. Apoyando su antebrazo en la mesa, se inclinГі hacia adelante, deseando poder cerrar sus ojos cansados, sГіlo por un momento.

"Sabes que en primavera y verano tu padre necesitaba mucho de mi ayuda. Esta granja es demasiado grande para que la dirija una sola persona. Has estado haciendo un buen trabajo aquГ­, tГє sola".

––––––––






El inesperado elogio hizo sonreГ­r a Sarah, quiГ©n se sentГі y se encogiГі de hombros. "Hice lo mejor que pude. No fue suficiente, pero al menos lo intentГ©. De todos modos, pronto regresarГ© a la ciudad. No tiene sentido que me quede mГЎs tiempo aquГ­".

Karen sacГі sus manos del fregadero y las apoyГі en el borde del banco, con los antebrazos mojados con burbujas. ParecГ­a abatida. Sarah se puso tensa; se preparГі mentalmente para defender su decisiГіn.

"Se te necesita aquГ­, Sarah", dijo Karen con firmeza. "Eres una Taylor, esta granja ha estado en manos de los Taylor desde siempre, y tiene que permanecer en manos de los Taylor", prosiguiГі viendo a Sarah con una mirada tan feroz que ella no pudo evitar encogerse en su silla, derrotada.

"No lo entiendes, Вїverdad? PapГЎ tiene razГіn, soy una inГєtil. No estoy hecha para ser un granjera".

Karen se burlГі, sumergiendo sus brazos en el agua jabonosa de nuevo. "ВїPor quГ© siempre tienes que escuchar a tu padre cuando estГЎ en uno de esos estados de ГЎnimo? IgnГіralo cuando habla despectivamente, es habitual en Г©l. Ya lo sabes." Karen golpeГі una taza reciГ©n lavada contra el escurridor con mГЎs fuerza de la necesaria. "ВїNo puede la Universidad esperar, sГіlo un poco mГЎs? Tu padre serГЎ transferido a la Unidad de Espina Dorsal de Burwood maГ±ana, en Christchurch. Por supuesto que me va a necesitar con Г©l. Nos quedaremos allГ­ en el futuro inmediato".

"Uh-huh". ВїA dГіnde va esto? Sarah se preguntaba. Ya sabГ­a que sus padres no volverГ­an aquГ­ pronto. ВїQuГ© es lo que estaba pasando?

"Ayer te dije que harГ­a algunas llamadas telefГіnicas y que te ayudarГ­a. Ya lo he hecho. Nick llegarГЎ maГ±ana. SГіlo puede quedarse un aГ±o, es un campeГіn de toros y se va a Australia el aГ±o que viene para competir en el circuito de rodeo de allГ­. Pero es un comienzo".

"Bien. No me necesitarГЎn aquГ­ entonces". Aunque sabГ­a que debГ­a estar contenta, el saber que estaba de sobra le golpeГі como un puГ±etazo en las tripas. ВїQuГ© le pasaba?

"SГ­, te necesitamos aquГ­". La voz de Karen era firme, llena de pasiГіn, y el cuerpo de Sarah estaba tenso, listo para luchar por su derecho a irse. "Mira, Sarah, eres la Гєnica esperanza para este lugar. No quiero estar sentada ahГ­ arriba preocupГЎndome por la granja, preocupГЎndome por mis caballos... Necesito mГЎs tiempo. Por favor, quГ©date un poco mГЎs. Necesito saber que estГЎs aquГ­, supervisando todo". Karen suspirГі, luego respirГі profundamente antes de volver a ver los ojos de Sarah. "Voy a necesitar toda mi fuerza para ayudar a tu padre. Esto lo ha golpeado con fuerza, sabes".

Sarah tragГі saliva. Por supuesto, ella sabГ­a que el accidente de su padre le habГ­a golpeado con fuerza. Era una cГЎscara de su antiguo yo; apenas podГ­a imaginar lo que este Гєltimo accidente debГ­a haberle hecho a su estado mental. Pero si alguien podГ­a ayudarle a superarlo, y a aprender a amar la vida de nuevo, era su madre. Pero... ella tenГ­a sus propios planes, sus propios sueГ±os.

Madre e hija se quedaron allГ­ un momento, envueltas en una invisible batalla de voluntades. Ninguna de las dos mirГі hacia otro lado. Un hormigueo recorriГі la columna vertebral de Sarah al oГ­r la voz de su hermano diciГ©ndole las palabras que le habГ­a dicho tantas veces cuando estaba vivo: EscГєchala, hermana. Sabes que tiene razГіn.

Sarah suspirГі y mirГі hacia otro lado, primero a sus pies, luego por la ventana hacia las colinas. RespirГі profundamente. "EstГЎ bien, lo harГ©. Me quedarГ© hasta el final del aГ±o. Pero a principios del aГ±o que viene, volverГ© a la universidad. Es lo mejor que puedo hacer".

"Gracias, Sarah." El alivio que reflejГі el rostro de Karen conmocionГі a Sarah hasta la mГ©dula. ВїPor quГ© siempre era ella la que terminaba sintiГ©ndose culpable?

Pero sГіlo habГ­a una pregunta.

"AsГ­ que este nuevo administrador. Es de por aquГ­ cerca, supongo", se devanГі los sesos, imaginado quien podrГ­a ser. ConocГ­a a todos los locales, habГ­a crecido con la mayorГ­a de ellos, y por lo que sabГ­a, ninguno de ellos era un campeГіn de toros.

"Es de BahГ­a Hawkes, creo. ВїPor quГ©?".

"Bueno, es sГіlo... Umm." ВїNo era obvio? "ВїDГіnde va a vivir? No tenemos ningГєn alojamiento para trabajadores".

Karen parpadeГі, como si eso tambiГ©n fuera obvio. "Va a vivir aquГ­ en la casa", dijo. "Contigo".

Sarah sintiГі que su boca se abrГ­a con horror. TratГі de objetar, pero se quedГі sin palabras. TratГі de sacudir la cabeza, pero no pudo hacerlo. Estaba tan sorprendida por la idea de que se habГ­a quedado paralizada.

"ВЎBueno, te fuiste a vivir con un montГіn de desconocidos, en una ciudad extraГ±a, debo aГ±adir!", dijo Karen, sumergiendo sus manos en el fregadero, evitando los ojos de Sarah. "No veo la diferencia", aГ±adiГі.

Sarah se quedГі en silencio, tratando de entender todo lo que le habГ­a dicho. Un extraГ±o vivirГ­a en su casa, y se mudarГ­a maГ±ana. SГ­, era eso.

"Hay una cerradura en la puerta de tu dormitorio. Y en el baГ±o. EstarГЎs bien", dijo Karen, como si la privacidad fuera lo Гєnico que le preocupara a Sarah respecto a su nuevo inquilino.

"ВїSabes algo de este tipo?" preguntГі Sarah, incrГ©dula.

"No", admitiГі Karen, demasiado alegremente. "Pero Г©l estГЎ muy bien recomendado. Sus referencias son magnГ­ficas. Me han dicho que es todo un caballero. EstarГЎs bien".

"ВїQuГ© dice papГЎ de todo esto? Estoy segura de que preferirГ­a que volviera a Wellington".

Karen se puso rГ­gida.

"No lo sabe, Вїverdad?" Sarah sabГ­a que no habГ­a manera de que su padre permitiera que un extraГ±o tomara el lugar de su hermano. No sin mucha persuasiГіn.

"Tu padre no estГЎ en condiciones de tomar decisiones sobre nada", anunciГі Karen, a la defensiva. "Pero es lo mejor que puede hacer, sabes que lo es".

"Espero que tengas razГіn". ВЎMГЎs vale que no sea un asesino con hacha ni nada de eso!

"Ven a secar estos platos para mГ­, amor", la voz de su madre interrumpiГі sus pensamientos. "Entonces podremos preparar la habitaciГіn de invitados. Espero que sea lo suficientemente cГіmoda para Г©l. No es una habitaciГіn grande, pero tendrГЎ que servir".

* * *






Gracias a la ayuda de Karen, la casa volviГі a estar en orden y una cazuela se estaba cocinando a fuego lento en el horno, pero aunque olГ­a y sabГ­a delicioso, Sarah no podГ­a comer mГЎs que unos pocos bocados. Su estГіmago estaba lleno de nudos. ВїEstaba haciendo lo correcto, aceptando quedarse? No estaba segura. Nunca habГ­a tenido ninguna duda de que iba a ser veterinaria. Sus asignaturas en la escuela habГ­an sido elegidas con esa carrera en mente, y todos los sacrificios que habГ­a hecho desde entonces, habГ­an valido la pena sГіlo porque sabГ­a cuГЎl serГ­a el resultado final de todo ello. Entonces, Вїpor quГ©, ahora, estaba dispuesta a dejarlo todo en suspenso?

Abriendo la puerta de la habitaciГіn de Jason, ahora ordenada y reciГ©n aspirada, se tumbГі en su cama. MirГі fijamente al techo antes de darse la vuelta, para agarrar su almohada y hundir su cara en ella. InhalГі profundamente. Antes olГ­a a Jason. Durante mucho tiempo, ella habГ­a sido capaz de captar su olor, en lo profundo de la almohada. Pero ya no; habГ­a pasado demasiado tiempo. Ahora, si ella ignoraba todos los objetos personales que se exhibГ­an en la habitaciГіn, casi podГ­a creer que Г©l nunca habГ­a estado aquГ­.

Sus hombros temblaron y ahogГі un sollozo, apretando la almohada contra su cara. Ella no llorarГ­a, no ahora. Llorar no resolverГ­a nada; nunca lo habГ­a hecho, y habГ­a llorado mГЎs de lo que le correspondГ­a durante varios aГ±os.

Todo va a estar bien, hermana. AhГ­ estaba su voz de nuevo, tan clara en su cabeza, que era fГЎcil para ella creer que Г©l estaba parado a su lado. Pero no lo estaba; era sГіlo el recuerdo de su voz familiar, consolГЎndola como siempre lo hizo, en las tormentas, justo cuando ella mГЎs lo necesitaba. A pesar del vacГ­o que sentГ­a, oГ­r la voz de su hermano, aunque sГіlo fuera en su imaginaciГіn, la hacГ­a sonreГ­r.

Necesitas comer. Г‰l tambiГ©n le habГ­a dicho esas palabras con bastante frecuencia a lo largo de los aГ±os. SolГ­a quedarse tan atrapada en sus sueГ±os, perdida en su pequeГ±o mundo, o montando a caballo por las colinas, que se olvidaba del tiempo. Jason a menudo tenГ­a que venir a buscarla y traerla a casa, recordГЎndole que debГ­a comer.

"Incluso desde el otro lado me estГЎs cuidando, Вїeh?" Ella se puso de pie y se estirГі. "EstГЎ bien, me voy. Voy a comer. Pero caray, hermano, espero que tengas razГіn. De verdad, de verdad espero que tengas razГіn".




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